Insomnio en el adulto mayor: estrategias no farmacológicas y farmacológicas
- Dra. Diana Alejandra Anaya Ávila
- 17 mar
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 8 abr

El insomnio es una de las quejas más frecuentes en la población adulta mayor, con una prevalencia de hasta el 50% en personas mayores de 65 años. Los cambios fisiológicos en el ciclo del sueño, junto con comorbilidades médicas y psiquiátricas, contribuyen a la fragmentación del sueño y a una menor eficiencia del descanso nocturno. En este artículo, exploraremos estrategias no farmacológicas y farmacológicas para su manejo, priorizando siempre la seguridad y efectividad en el adulto mayor.
Causas y características del insomnio en el adulto mayor
El envejecimiento conlleva modificaciones en la arquitectura del sueño, como una reducción en la fase de sueño profundo y un aumento en los despertares nocturnos. Entre los factores que pueden exacerbar el insomnio en esta población encontramos:
Comorbilidades médicas (dolor crónico, enfermedad cardiovascular, enfermedad pulmonar obstructiva crónica).
Enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer y el Parkinson.
Trastornos psiquiátricos como depresión y ansiedad.
Uso de fármacos que afectan el ciclo del sueño (diuréticos, corticosteroides, betabloqueadores).
Hábitos de sueño inadecuados y factores ambientales【1】.
Estrategias no farmacológicas
Las intervenciones no farmacológicas deben ser la primera línea de tratamiento en el adulto mayor, ya que tienen menos efectos adversos y han demostrado ser efectivas en estudios clínicos recientes【2】.
1. Higiene del sueño
Mantener un horario regular para dormir y despertar.
Evitar la exposición a pantallas (celulares, televisión) antes de dormir.
Usar la cama solo para dormir y no para otras actividades como ver televisión o comer. Por lo que se sugiere no tener televisión en la alcoba.
Evitar siestas prolongadas durante el día (se recomienda una siesta no mayor a 30 minutos, de preferencia, realizarla antes de las 5 p.m.【3】.
Evitar el uso de alimentos y bebidas estimulantes después de las 6 p. m.
Limitar el consumo de líquidos antes de dormir para promover un sueño reparador e ininterrumpido.
2. Terapia cognitivo-conductual para el insomnio (TCC-I)
La terapia cognitivo-conductual es el tratamiento con mayor respaldo científico para el insomnio crónico. Incluye técnicas como:
Reestructuración cognitiva para reducir la ansiedad asociada con la falta de sueño.
Control de estímulos para asociar la cama exclusivamente con el sueño.
Restricción del tiempo en cama para mejorar la eficiencia del sueño【4】.
3. Actividad física
El ejercicio aeróbico moderado, como caminar o nadar, ha demostrado mejorar la calidad del sueño en adultos mayores cuando se realiza en horarios tempranos del día【5】.
4. Técnicas de relajación
Meditación y mindfulness.
Ejercicios de respiración diafragmática.
Musicoterapia y sonidos relajantes【6】.
5. Fototerapia
La exposición a luz natural en las mañanas ayuda a regular el ritmo circadiano y mejorar la latencia del sueño en adultos mayores con insomnio【7】.
Estrategias farmacológicas
Antes de iniciar cualquier tratamiento farmacológico se debe de hacer énfasis en las medidas no farmacológicas previamente comentados.
Cuando las estrategias no farmacológicas no logran un adecuado control del insomnio, se puede considerar el uso de fármacos, pero siempre bajo supervisión e indicación médica para evitar efectos adversos【8】. (no mencionaré dosis para disminuir la tentación de la automedicación, gracias por comprender y aconsejo acudir con su geriatra de confianza para manejo de dichos fármacos.).
1. Melatonina
La melatonina ha demostrado ser útil en el insomnio primario en adultos mayores, especialmente en casos con alteraciones del ritmo circadiano【9】.
2. Hipnóticos sedantes
Los fármacos como las benzodiacepinas y los agonistas de los receptores de benzodiacepinas deben ser usados con precaución debido al riesgo de dependencia, caídas (que como hemos visto en publicaciones previas, es uno de los riesgos más grandes para la pérdida de la funcionalidad del adulto mayor) y deterioro cognitivo【10】.
3. Antidepresivos sedantes
En casos de insomnio asociado a depresión o ansiedad, se pueden emplear antidepresivos como la trazodona o la mirtazapina en dosis bajas【11】.
4. Antihistamínicos y antipsicóticos NOTA
No se recomiendan como primera línea debido a sus efectos adversos en el adulto mayor, como deterioro cognitivo y aumento del riesgo de caídas. Por lo tanto, es mejor evitar el uso de estos medicamentos cuando se busca una solución para el insomnio. El utilizarlos caemos en la prescripción no razonada de medicamentos, con alto riesgo de polifarmacia y eventos adversos evitables. Antes de consumirlo, acudir con su geriatra de confianza.【12】.
Conclusiones
El insomnio en el adulto mayor debe abordarse de manera integral, priorizando intervenciones no farmacológicas antes de recurrir a uso de medicamentos. Un enfoque multidisciplinario que involucre cambios en el estilo de vida, terapia cognitivo-conductual y una adecuada evaluación médica puede mejorar significativamente la calidad del sueño y la salud en esta población.
Referencias
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